Durante los últimos 7 meses de mi vida, he visto y experimentado un tremendo crecimiento en mi vida.  Alejandra me ha guiado, conectado y comprometido con mis profundos traumas para que yo pudiera hacer las duras y serias prácticas del corazón. A los 68 años nunca soy demasiado viejo para ser un mejor ser humano, para sanar en lugares de mi alma que siguen disparando la vida cotidiana y dejar que el pasado se vaya de una manera que no me consuma.

Alejandra tiene una manera a través de su amor, la compasión, la empatía y su talento para ser un sanador. Estoy eternamente agradecida sin importar lo duro que sea el trabajo y mis sentimientos de miedo al enfrentarlo. Mi vida, mi corazón y mi mente avanzan. Siento una profunda admiración y amor por su fortaleza.

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Gracias desde mi corazón.

Robin